PREGUNTAS
A LA LUZ
¿Qué descubre la luz cada
mañana,
cuando se despereza y
cumple su trabajo
de herir todas las cosas con
sus rayos?
Acaso se descubra con el
pasmo
del sueño del que ignora que
le espera
la rutina sin más de su
existencia,
el odio o el rencor del
humillado,
la vanagloria siempre, la
certeza
de la desigualdad por
todas partes,
un yo más otro yo que no
hacen grupo
para formar plural y hacer
del tiempo
un camino que invita y no
rechaza…
Pero también acaso la
sorpresa
que llega con la fuerza de
una nube
y cubre de repente el
firmamento,
la respuesta feliz de una
sonrisa
de unos los labios que están
recién pintados,
una mano que se abre en
un abrazo
y ensancha el mundo cada
vez que abraza…
Así la luz del día, golpe
a golpe,
de sorpresa en sorpresa,
masticando
bocados agridulces,
golpes bajos
y postres con sabores de
ternura.
Pero llega la tarde y es
la hora
de que la luz se apague y
haga cuentas
de todo lo que abrió a la
luz del día.
Sus rayos son más grises
y parece
que se va pensativa hacia
la noche,
rumiando cicatrices y
placeres.
¿Qué ha descubierto en
mí, si estoy confuso
y apenas sobrevivo en la
sorpresa
de un mundo desigual,
desconcertante,
que se ciega en la luz más
verdadera
y solo ve destellos y
fugaces
mezclas sin resplandor de
luz y sombras?
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