Primer día de marzo. Sábado de
carnaval. Sigue lloviendo. La tarde se presta a quedarse en casa y Platero se
ha escapado también conmigo del corro y “del concierto altivo de metal
amarillo, de rebuznos, de risas, de coplas, de panderetas y de almireces… (…)
Como yo, no quiere nada con los Carnavales… No servimos para estas cosas…”
¿Y qué hacemos en casa? Primero
recordar el campo y la mañana, mi mañana en él, mojándome entre los robles de
la Dehesa de Candelario o bajo la fina capa de lluvia que hería el paisaje
dulcemente, o sintiéndome contento bajo el tejado del aula de la naturaleza en
medio del bosque, o escuchando aún el eco de mis pasos en el camino del canal
de la presa o el rumor altivo del agua en el río, aún cerca de la nieve y con
prisas para llegar a lo hondo del valle…
Después dejarse inundar por las
noticias que dejan los medios visuales. Y ahí descubrir el acontecimiento del
siglo, el big bang de todos los misterios, la explosión del más encendido
cráter, la aparición de lo más extraordinario jamás concebido. Son los Oscar,
claro, la invención de las invenciones y la gloria de las glorias.
¿No sabías que la alfombra roja
se ha mojado y ha habido que cambiarla por otra más reluciente para que no se
manchen las estrellas cuando pongan sus espectaculares pies sobre ella? Es
noticia de última hora y el mundo entero anda conmocionado por ello. Parece que
la retirada llora por no alcanzar el gozo de soportar gustosamente las motas de
polvo de las celebridades que por ella iban a pasar como dioses del Olimpo.
¿Que no te has enterado de la
comida que tienen preparada para todos los participantes? ¿Pero cómo puedes ser
tan ignorante? La preparación lleva ya no sé cuántas semanas y ha ocupado a
tropecientos cocineros. Algunos son españoles y han engordado una media de diez
kilos por la satisfacción que tan encargo les ha producido. Si quieres
detalles, te informan hasta de los dientes que tiene cada tenedor: es algo
nunca visto, un avance fantástico para la humanidad entera.
Ah, pero ¿no sabías cuáles son
los modistos (porque has de saber que son sobre todo modistos) que han
preparado los trajes que se van a lucir? Pue andas a la luna de Valencia y no
sabes de la misa la media. A ver si te
vas poniendo al día.
¿Tampoco te has enterado de cuál
es el color que más se ha de llevar en la gala? Mira, chico, que no te enteras
de nada y así no puedes ir a ningún sitio. Abre cualquier página, enciende cualquier
televisor y lo sabrás. A descubrirlo se ha dedicado una legión de periodistas,
pero, tras arduos trabajos e investigaciones, lo han conseguido: el mundo
respira más tranquilo ahora.
Supongo que, al menos, estarás al
cabo de la calle de cuáles son las principales fiestas que se van a celebrar
tras la gala. ¿O acaso ni de esto estás informado?
¿Y tampoco de los miles de
botellas de los mejores vinos y licores que se van a descorchar? ¿Pero tú de
qué vas, colega? No estás al día.
Lo mismo tampoco sabes cuál será
el sarao en el que más droga se va a consumir y más gente cumplirá el
mandamiento del más deseado y la más deseada. Pues mira, me dejas de piedra y
no esperaba tanta ignorancia en ti. Esto no lo puede desconocer alguien que se
considere escudriñador de los altos misterios artísticos de Jurigud. Hasta ahí
podíamos llegar. Me dan ganas de llamarte analfabeto.
Al menos espero que tengas ya
bien fichados a los que van a presentar la gala y que conocerás todos los
detalles de su vida: su número de calzado, su peinado preferido, su largura y
anchura de escote, la fecha de su primera película, el mes en el que faltaron
un par de días al colegio, los caprichos a los que están acostumbrados, las
veces que se han casado y se han divorciado (esto es de lo más importante, por
supuesto)…; en fin todo ese ramillete de virtudes que adorna a casi todos estos
guías morales y éticos de la humanidad, a estos sabios que tanto se esfuerzan y
que tanto nos enseñan con sus ejemplos fantásticos de solidaridad y de lucha
social. Aunque, no sé, porque te veo poner una cara muy rara.
Bueno, es verdad que también hay
una entrega de premios y que tal vez existan detrás algunos trabajos
cinematográficos que plasmen algunas muestras artísticas y algunas escalas de
valores de muy dudoso gusto. Pero esto, ya sabes, no importa y hay que admitirlo
porque no queda otra y algún pretexto hay que invocar para lo que realmente
interesa en Origud, ese lugar de los Astados Unidos.
No me falles mañana, que te ponen
falta. Y toma buena nota de todo esto que te he dicho. Es lo que realmente
interesa y lo que se difunde por el orbe para ser seguido después con cabeza
inclinada y conciencia rebañiega por todas las latitudes.
A mí me ha dado -ya ves lo que
son las cosas y qué anticuado ando- por ver un documental titulado “Las
maestras de la República” Es que hay gente pa to. De él te hablaré otro día, si
me lo permites.
1 comentario:
Qué ácido y sarcástico te veo!...bien,bien... veo que a ti no te venden ninguna película.
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