AQUELLA JARDINERA
Hoy tocaba regar todos los tiestos
y, al llegar con el agua, no pudiste
porque lloraban las flores.
Preguntaste
la causa de la pena y de los lloros.
El silencio y la ausencia revelaron
su pena en el jardín: “La jardinera
se ha marchado y no ha vuelto, no sabemos
si no quiere ya oler nuestros perfumes
o se ha ido con el viento a otros lugares
de donde acaso no pueda volver”.
Las lágrimas formaban arroyuelos
de ausencias, de dolor, de desconsuelo.
Día 53 de algo que se parece al confinamiento. Ánimo.
1 comentario:
Ya nada se parece a nada, pero es lo que nos toca vivir, Antonio. Vivir
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