lunes, 9 de noviembre de 2020

PERO NO ME HAGO ILUSIONES

 PERO NO ME HAGO ILUSIONES

Se despejan, por fin, las dudas acerca de los resultados en las elecciones políticas de los Estados Unidos de Norteamérica: Joe Biden será el próximo presidente de los EE UU.

El mundo entero lleva casi una semana hablando (casi) solo de este asunto: corresponsales a gogó, telediarios a todo trapo, programas especiales, conexiones en directo a todas horas… El diluvio y el fin del mundo.

No puedo negar que el hecho afecta a todo el mundo mundial, porque el imperio es el imperio. Pero no sé en qué tanto por ciento lo promueven el papanatismo y el seguidismo de los demás, que no hace más que engordar el valor de cualquier cosa que proceda de la capital del imperio. Por si fuera poco, me parece que este seguidismo de tontos de pueblo no hace otra cosa que aumentar la concentración de poder y la unificación de escala de valores, que se imponen, por supuesto, desde ese centro de poder. O sea, que hacemos un pan como unas tortas.

Por lo demás, al menos nos hemos librado de esa cosa tan achulada y sacapechos llamada Donald Trump. Desde la distancia, y con todos los respetos para los electores, que tienen más elementos de juicio y eligen a quien creen oportuno, parece mentira que seres de este talante y escasez de talento puedan estar el frente de un país de más de 300 millones de personas. Son los estragos de los populismos y los destellos del dinero, de las imágenes y de la inmediatez. Pero sea lo que los electores quieran: ellos son los que deciden.

Como alguna vez escribí en situación parecida, cuando ganó por primera vez Obama, una cosa es ilusionarse y otra hacerse ilusiones. Más por librarse de uno que por la llegada de otro, uno se ilusiona, pero no se hace ilusiones: el imperio seguirá siendo el imperio, las escalas de valores seguirán estando ahí y América first continuará en lo alto de las acciones y de las intenciones. Y eso nos afectará a todos.

La vida es una suma graduada de hechos. No es lo mismo so que arre, aunque en ambos casos el burro sea el destinatario.

A Mí me seguirá molestando ese seguidismo que creo ver en casi todo por parte de las gentes europeas y españolas. Y estas sí que me pillan más cerca y me duelen más. Cualquier escena de cine americano será el séptimo cielo, unas notas musicales cantadas en inglés serán reconocidas como la mejor sinfonía y nos sabremos la talla de pie que calza el último de los actores secundarios de Hollywood. Tal vez no nos quede tiempo para mirar, compadecer, analizar, rechazar o animar y admirar lo que anda a nuestro lado.

Y en este plan.

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