POR LO BAJINI (X)
2010-12-06 UN
PARÉNTESIS DE CONSUELO
Con
este panorama tan descorazonador que uno logra atisbar y, sobre todo, en el que
uno no ve cómo se puede derribar al monstruo que todo lo llena, si no es con
una acción totalmente revolucionaria, ¿cómo consigue un cualquiera encontrar la
forma de consolarse un poquito? Pues acaso buscando los resquicios positivos, o
menos malvados, que le puedan quedar a este sistema virtual y engañoso.
Por
ejemplo, a pesar de la superestructura del capital, todavía el esquema político
del mundo parece que se mantiene. La verdad es que cada día con menos poder de
decisión y más como fámulo de los poderes económicos, pero ahí está. Todavía se
sigue hablando de naciones y de comunidades territoriales, sociales y
políticas. No es fácil adivinar si por mucho tiempo ni en qué condiciones, sin
embargo.
Otro
hecho importante es que los BOEs siguen en manos de los representantes de los
ciudadanos; claro que con las mismas o mayores limitaciones y servilismos que
las naciones.
Tampoco
parece probable que, de momento, el hipercapitalismo pueda reducir a cero las
concepciones religiosas, sean estas buenas o malas, benignas o perniciosas; sin
embargo, también es evidente que las arrastra a todas, incluso en sus secciones
más fanáticas, a sus propios estilos de vida.
Es
posible pensar que, al menos a corto plazo, esta superestructura no va a
conseguir la desestructuración total de los grandes referentes históricos, como
civilizaciones, religiones, y que, más bien, va a tratar de adaptarse
camaleónicamente a cada una de las variantes nacionales o regionales para
ajustar el producto a las señales identitarias de cada territorio.
Ya
no me salen más bondades y escasamente creo en las que he enumerado, ya se ve
que muy matizadamente y casi a regañadientes. No será porque no le echo buenos
ánimos. Pero, para mí, no hay más cera que la que arde.
Porque
he de volver después a ese mundo en el que el individuo anda aherrojado y
apenas tiene orientación ni asideros mínimamente seguros.
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