domingo, 8 de noviembre de 2020

OTOÑO EN BÉJAR

 Hace diez años, por estas fechas, compuse este poema que ahora comparto.

OTOÑO EN BÉJAR

Está el otoño con vestido largo,

con un aire de fiesta que indica despedida,

con un balanceo rítmico a la altura del aire,

donde bailan las hojas con dulce decadencia.

Hay como una conciencia limpia y una luz muy clara

en cada espino del zarzal dormido.

Aquel grito gozoso

 de semen vegetal que daba espumas

en las auroras de la primavera

se ha refugiado en grises fuertes y dorados,

en fuegos mutilados

por el hermoso sol de las laderas.

 

Hay un susto en las copas de los pinos,

como en protesta por quedarse solas,

por decir adiós a todo el manto

que se deja vencer y se desploma

hacia la eterna soledad del suelo

y un zureo de palomas

y un revuelo de lunas en el cielo,

y hay en el aire un trino

que salmodia una queja

regada con las lágrimas

que los árboles vierten de sus venas.

 

Dejadme entre castaños y entre pinos,

con el rumor del aire,

con el rumor suave que ordena los paseos

cuando la tarde acoge las pisadas

de los que van sin rumbo definido.

 

Me perderé en el bosque,

buscaré las estancias vacías de las grutas,

suplicaré el silencio del silencio

y el tiempo y el espacio caerán en el olvido.

 

Qué locura de otoño,

qué muerte entre las muertes,

qué dulce desnudez

para volver de nuevo a la estación del frío.

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