DESDE MI TERRAZA
Hay
olor de septiembre en mi terraza
y
el cielo se ha tornado gris y lento,
cuajado
por la lluvia y el misterio.
Es
la ropa tendida una veleta
que
marca la ilusión del horizonte
para
que el viento siga su inconsciencia
y
el río siga terco monte abajo
y
se lleve la vida entre sus aguas.
Resguardan
las ventanas
los
modestos enseres de la casa:
los
libros, que descansan aguardando
mi
lectura pausada y sus consejos;
el
sillón verde y pobre, que conoce
más
de mí que yo mismo y que comparte
tantas
horas y sueños y placeres;
unos
pequeños tiestos florecidos
al
calor de la luz y del verano;
tres
cuadros que me miran y me hablan
de
lo que quiero oír si los contemplo,
y
algunas otras cosas importantes.
Todo
parece estar tras los cristales:
la
vida, el horizonte, el firmamento,
la
montaña y el aire y los vencejos.
Pero
yo estoy aquí, como varado,
en
este rinconcito de mi casa,
viendo
pasar el tiempo, contemplando
lo
incierto y lo seguro, lo imposible
de
dialogar si no es conmigo mismo.
Aquí
voy a seguir y aquí me quedo
vigilando
que el agua no provoque
la
herrumbre silenciosa del olvido.
3 comentarios:
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
Todo le habla
adivina murmullos
tras los cristales.
Le dejo un enlace musical.
Saludos.
La herrumbre silenciosa del olvido es algo que no te sucederá si mueves y engrasas convenientemente los engranajes....y lo haces.
Gracias.
Antonio
Publicar un comentario