POR LO BAJINI (VI)
UN GIGANTE QUE DA MIEDO b
¿Adónde
mirar, en esa situación, para buscar literalmente consuelo? No resulta nada
sencillo, a algo menos en estos tiempos. Hasta hora, existían algunos modelos
de vida a los que agarrarse con cierta fuerza. Venían del campo de la religión
o de la ideología, o de las organizaciones sindicales, o de la ilusión de
ruptura de regímenes antidemocráticos. ¿Qué asideros le quedan al hombre de
comienzos del siglo veintiuno? El socialismo teórico anda por los suelos y no
se ve la forma de que recupere fuerzas, por más que el análisis, parte por
parte, le dé tanta razón. La religión, como suma de conceptos absolutos, aunque
sin base racional, tampoco pasa por su mejor momento, y lo que se observa es
una suma de actuaciones minúsculas que se enfrentan al capitalismo salvaje,
pero que ni se unen ni parecen ofrecer más que fuerzas a la contra y no
propuestas globalizadoras y positivas. Es el panorama, por muy oscuro que
parezca.
Los
intelectuales parece que se han recogido en sus horarios y en sus casas
adosadas a ver pasar el tiempo y los partidos de izquierda que tienen alguna
fuerza en el mundo occidental apenas si se atreven a ponerle una cara más
vistosa y menos vergonzosa al mundo hipercapitalista, y poco más.
Los
jóvenes, en términos generales, tampoco parecen tener ojos ni esfuerzos para
otra cosa que no se ganar dinero y entrar por alguna puerta en el mundo de los
triunfadores sociales, que no son precisamente ni los caminos intelectuales ni
los de empeño social sino los del dinero y los de la fama lograda de cualquier
manera y al amparo del mínimo esfuerzo (cine, deportes, programas
televisivos…). Y luego los principales representantes del capitalismo hablan de
la necesidad del esfuerzo y del trabajo. Cuánto fariseo.
Es
verdad que podemos fijar los ojos en elementos que nos pueden consolar un poco.
Un poco y para disimular. Existen los derechos humanos, que se van ampliando y
universalizando, existen algunos resquicios en algunos medios que, al menos de
vez en cuando y en pequeños tragos, nos traen imágenes y pensamientos que nos
remueven y que por un momento nos hacen decir basta, y hasta existen fórmulas
de extensión que pueden ser universales, aunque partan de una simple
habitación. Pero no es bueno engañarse demasiado, sobre todo si no somos
conscientes de que nos estamos engañando.
El
ogro es tan grande que los gobiernos se asustan y pierden el oremus con tal de
complacerlo. ¿Qué puede hacer un ser individual y sin poderes?
Es
bueno perderse alguna mañana por el campo. La naturaleza es hermosa y duradera.
Mi
nieta está conmigo y eso casi me basta. Me queda algún refugio. No molesten,
por favor, a quien se aleja huyendo del fantasma.
2 comentarios:
Se puede ser coherente con el propio pensamiento y con la propia forma de ser y laborar a diario por hacer un mundo más justo y habitable, como hace la hormiga en el hormiguero; se puede también vivir en el chalet adosado y mirar la calle de lo diario sin ningún atisbo de remordimiento porque es fruto de un trayecto laboral de cuarenta años. Y se puede sobre todo huir del pesimismo y pensar que sembrar esperanza es una tarea de todos. Saludos cordiales.
Gracias, amigo por la reflexión. Confrontar varias visiones y reflexiones a partir de los datos no es de lo peor que puede suceder. Mi reflexión continúa, pues se trató (hace diez años) de un ensayo por entregas.
Por lo demás, la vida sigue, en Béjar y en Rivas.
Cuídate. Abrazos.
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