Querido
“Abuelo”. Como una albada del viento
me llega la noticia del homenaje que te han dedicado en Zaragoza, con motivo
del cuarto aniversario de tu muerte. ¡Cómo es posible que hayan pasado ya
cuatro años!
Recuerdo
que la noticia de tu muerte me pilló con los oídos puestos en tus canciones,
camino de Ávila, otra provincia y otras llanuras áridas que piden y pedían
“agua para el erial y trigo para el secano”. Iba, como tantas veces, a pasar el
día con mis hijos y escuchaba con emoción aquellas notas del “adiós a los que se
quedan y a los que se van también”, que tú me desgranabas con tu vozarrón al
viento. Imagínate, con mis hijos por ahí y yo suspirando siempre por su
presencia…
Quizá
te lleguen ecos de la emoción que me has hecho pasar siempre con tus
invocaciones y de las horas que me has tenido en tensión y con el sentimiento a
flor de piel, de las mañanas en las que me has impedido realizar nada que no
fuera seguir y seguir pegado a las notas y a las ideas que sustentaban las
letras de tus canciones. Te tienen que haber llegado pues sospecho que han sido
muchos los que lo han experimentado como yo.
¿Y
sabes lo que me ha ocurrido hoy de nuevo? Pues eso, que me has jodido y me has robado
todo el tiempo sentado en la emoción y hasta en el lloro. Amigo, cabroncete,
agitador total, hermano hombre (como decía tu hermano en uno de sus versos),
que me robas el alma en tus canciones y no puedo hacer nada que no sea
derramarme en lo que dices. Y es que, si no tus besos, sí tus canciones “me
saben a madrugada”, y las busco y las sigo por doquier.
Porque
aquí todo sigue igual que siempre: “Y a mí ya me ves, / de casa a la oficina, /
luego por las calles, / a ver cómo se pasa / el tiempo en las esquinas.” Y los
demás, pues eso: “El tiempo se derrama mansamente / por la iglesia barroca y
por la plaza, / mientras los chicos crecen, / se hacen hombres y escapan.” En
fin, “lo que sucede y pasa”.
Corren
tiempos, amigo, de miedo y de zozobra en este país vario que tú creías tener en
la mochila, surcando los caminos y senderos, con aire sorprendido y satisfecho.
Es tiempo de volver a alzar la vista, de rabia y de mirarlos a la cara para
mandarlos de nuevo a la mierda, por más que el exabrupto les manche la corbata
y la conciencia: ”Habrá un día en que todos, / al levantar la vista, / veremos
una tierra / que ponga libertad.”…”También será posible / que esa hermosa
mañana / ni tú ni yo ni el otro / la lleguemos a ver, / pero habrá que
empujarla / para que pueda ser.” Porque “pueblo, niebla, viento y sol” no son
solo esencias y misterios de tu tierra querida, sino también de tantas otras
que forman esta madre y madrastra que llamamos España.
Voy
a seguir dejando que tus cenizas limpias se derramen sobre mis emociones, y
será tu recuerdo, y serán tus canciones, y será tu empujón el que me habite
durante mucho tiempo.
Amigo,
voy a ello. Un abrazo muy fuerte.
1 comentario:
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
Pasa el tiempo. Un recuerdo para Labordeta, y César Vallejo.
Jueves será cuando regrese a casa...
Trilce
Abrazos
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