En el día de hoy, 20 de noviembre de 2014, ha
fallecido en Béjar la señora Leonor H. S., a los 88 años de edad. Sus hijos
Pepe, Andrés, Antonio, Eduardo, Luisa, Maribel y Luis, ruegan una oración por
su eterno descanso. Funeral, viernes, a las doce horas, en la iglesia de san
Abelardo. Funeraria La Consolación.
La señora Leonor, como reza su esquela, tenía 88 años,
había criado seis hijos y estaba cansada de la vida cuando falleció. La muerte
se produjo en su propio domicilio, una casa de cincuenta metros, en un barrio
periférico de la ciudad. Estaba rodeada de sus familiares, que la cuidaban por
turnos.
La señora Leonor había nacido en un pueblecito próximo
a la ciudad de Béjar, ciudad a la que sus padres se trasladaron cuando era muy
pequeña (ocho años), pues vinieron a trabajar como obreros textiles. La guerra
incivil la pilló con diez años y desde entonces tuvo que dejar el colegio y
ponerse a trabajar también en su casa, ayudando a zurcir piezas que llevaba su
madre desde la fábrica.
Cuando se casó y ya tenía tres hijos, solicitó una
casa de protección oficial, pero se la denegaron por defectos formales. Nunca
recibió ninguna ayuda oficial y fue su esfuerzo diario, así como el de sus
hijos (su marido falleció joven), lo que soportó el paso de los años y el
mantenimiento de la familia.
La señora Leonor nunca fue conocida, salvo entre sus
familiares y vecinos. No lo fue porque nunca protestó públicamente ni supo
destacar en ninguna habilidad de tipo social: ni sabía bailar la jota, ni podía
ir a los toros, ni lucía vestidos de colores por las calles, ni se le conocían
amores distintos del que le profesó a su marido. Su existencia siempre fue
callada y laboriosa; y su ámbito, reducido, pues nunca viajó fuera de la
provincia. A veces le hablaban de Europa y ella sonreía pues no sabía muy bien
a qué se estaban refiriendo; otras veces le contaban que había gente a la que
le daban mucho dinero desde aquel lugar y ella fruncía el ceño y callaba,
rumiaba para sí, pero no decía nada.
Su cadáver será velado en el domicilio familiar pues
la familia no había hecho un seguro de decesos y el tanatorio le resulta muy
caro. Los vecinos se han acercado a dar el pésame a sus hijos en un ambiente
familiar y discreto, el mismo que esperan mañana en la misa funeral. El resto
de vecinos andará tal vez pendiente y lloroso por lo que los medios digan de la señora
duquesa de Alba. D. E. P.
1 comentario:
Buenas noches, profesor Gutiérrez Turrión:
Primero, dar el pésame a los hijos de la señora Leonor, y a su familia, y a todos los vecinos que la querían sinceramente.
Una vida de trabajo y dedicación a los suyos, como la de tantos españolitos anónimos, que pasan por la vida siendo -sencillamente- honrados y sacrificados.
Al leer: Los hijos “ruegan una oración por su eterno descanso”, me ha venido a la cabeza la cita de San Agustín:
¡Una Lagrima Se Evapora!
Una lágrima se evapora, una flor sobre
mi tumba se marchita, más una oración
por mi alma la recoge Dios.
No lloren, amados míos. Voy a unirme
con Dios y los espero en el cielo. Yo
muero, pero mi amor no muere, yo les
amaré en el cielo como los he amado en
la tierra. A todos los que me han
querido les pido que rueguen por mí,
que es la mayor prueba de cariño.
Amén
Y a riesgo de parecer que llevo la contraria al Santo, la mejor flor de los campos de Béjar, para esta madre de siete hijos.
Abrazos.
P.D.: Si quiere, otro día hablaremos de la Duquesa. Hoy, la vida de la señora Leonor H.S., me ha merecido mucho más respeto.
Publicar un comentario